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15 marzo, 2012

Segundas oportunidades



Durante toda nuestra vida pasamos diferentes etapas, unas más buenas y felices, y otras más duras y dolorosas.
Dentro de dos semanas se cumplirán tres años del momento más duro que he pasado hasta el día de hoy. Un milagro, según los médicos. Según la gente espiritual, un ángel pasaba por ese momento por mi lado. No era mi hora, según el destino. Pero aun y así tuve mucho que aprender.

En el momento que pensé que me moría, que me iba para siempre, en ese mismo instante, mi vida pulsó el botón de pausa. Pasé de ser una persona independiente, de vivir solo, de valerme por mi mismo... a depender de una persona a cada minuto durante los siguientes tres meses.
Cada día lloraba de impotencia, no tenía ganas de seguir adelante (aunque tuviera una segunda oportunidad), me iba a bajo... pero las personas que me querían de verdad me hicieron cambiar de opinión, de luchar, de agradecer mi segunda vida, de buscar mi felicidad y mi sentido en la vida.

No podía levantarme de la cama sin ayuda, no podía ducharme solo, me tenían que vestir, peinar, dar de comer, acostarme, sentarme... no estaba ni un minuto solo, porque no podía ni acercar el brazo para coger un vaso de agua.
Mis únicos momentos de soledad, de reflexionar, era cuando me iba a dormir, las únicas cuatros horas diarias que me dejaba dormir la medicación.

Y en esos pequeños momentos que me permitía el día estar solo, pensaba, reflexionaba y aprendía sobre la vida. Y si, la vida me dio una segunda oportunidad; una oportunidad de cambiar mi vida...

¿Me gustaba la vida que estaba llevando? ¿Era feliz con ese estilo de vida? ¿Estaba disfrutando de mi familia, de mis amigos? ¿Tenía realmente amigos? ¿Tenía algo en la vida por lo que luchar?
Aunque suene duro o difícil de aceptar, todas esas respuestas eran un no, no me gustaba el estilo de vida, no me gustaba mi vida, no cuidaba de mi familia, no tenía ningún sueño por cumplir, no tenía nada por lo que luchar, no era feliz... Y ahí me di cuenta que era triste haber estado a punto de irme para siempre y no haber disfrutado de mi vida.

Antes siempre me había guiado por la razón y no por el corazón, lo tenía congelado, mi vida la había centrado en el trabajo y no en mi vida privada.
No salía de fiesta, no quedaba con nadie, las únicas personas con las que me relacionaba eran con mis compañeros de trabajo, y mi día a día era de casa al trabajo y viceversa.
Posiblemente hoy me de más palos que antes, me lleve más desilusiones, pero intento ayudar a todo el mundo, me guío por el corazón y no por la razón (aunque a veces no es malo lo contrario), intento sonreír siempre, busco la felicidad y la tranquilidad.
Tengo amistades impresionantes, tengo una familia maravillosa, mi trabajo no es mi sueño, pero soy feliz con él...

Tres años después, me doy cuenta que mi vida es otra: soy feliz y eso intento cada día !!

4 comentarios:

Say nothing dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Say nothing dijo...

Eys!buena entrada y por lo que he visto tu blog sigue en la linea me ha enganchado ajaja enorabuena y a seguir asi ;)

Unknown dijo...

Me ha gustado tu blog. Pero, para ser un poco puntilloso, la felicidad no se busca ni se encuentra, se practica. No es un fin, una meta..., es un proceso.

Alberto dijo...

totalmente de acuerdo me encanta el post y tu blog, ya me volvi seguidorr, feliz dia